Alexandra David Neel.
Después que el discípulo se puso los pies del maestro en su cabeza, se fue a su casa y se acostó, entonces seguía oyendo a la voz decirle ´´yo soy Tilopa´´, y él no se explicaba porqué, pues pensaba que ya había resuelto el problema.
Luego de tanto pensar llegó a la solución según él, la única manera para poder descansar en armonía, y se dirigió a buscar a la persona que le hacía falta para poder hacer lo que se proponía buscó y buscó, hasta que encontró a un mendigo y le ofreció par de pesos y él aceptó, entonces así mismo fue.
El discípulo se suicidó y el mendigo que pudo encontrar le hizo el favor de ponerle los pies en la cabeza, pues así él no desaparecería.
Fin.
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