Después de haberse descubierto el pecado, el ermitaño Securi le hizo un lugar reservado solo para el, y aquella costa tan oscura y solitaria paso a ser una de las atracciones más visitadas por los habitantes de Italia, debido a que el árbol se convirtió en algo de mucho valor para ellos.
El árbol del orgullo paso a ser un Dios adorado para todas las personas de esa región, también para las demás criaturas de la isla, lo veían como un símbolo de libertad y armonía para toda Italia.
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